El vino
nació, allá por el año 5400 a.C., en los montes Zagros, región situada entre lo
que hoy en día es Irán, Armenia y Georgia. Damos esa fecha porque la primera
representación de vides cultivadas, aparece precisamente en una vasija en Hajii
Firuz Tepe, poblado neolítico enclavado en la región anteriormente señalada.
Aunque se supone que el vino tiene una antigüedad superior a 8000 años. De
Zagros pasa a Grecia y posteriormente se extiende por el mundo antiguo
acompañando a las legiones romanas. Hasta América llega de la mano de los
españoles; o más concretamente de los religiosos españoles que arribaron a
estas tierras a partir del 1492
Ya desde los
primeros inicios, el vino fue considerado como una bebida que facilitaba la
conexión con los dioses. Concepto que ha permanecido hasta nuestros días. No
olvidemos que el cristianismo aún sigue utilizando el simbolismo divino de esta
bebida, como sangre de Cristo.
Pero el vino
es más que una bebida religiosa o social. Hoy en día la ciencia ha demostrado los
beneficios que el vino aporta a nuestra salud, siempre, claro está, que se tome
con moderación. Hablamos, del vino tinto:
ü Anti grasa: El consumo
de vino tinto activa un gen que impide la formación de células adiposas y
contribuye a eliminar las ya existentes; según un reciente estudio publicado
por el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
ü Bactericida: Investigadores
italianos han demostrado que la ancestral costumbre mediterránea de tratar las
infecciones bucales con enjuagues con vino, tiene una base científica. Algunos
compuestos presentes en los caldos tintos, frenan el crecimiento de las
bacterias causantes de las caries dentales y de las gingivitis.
ü Estimulante
Cerebral: Numerosos estudios científicos ( más de 70) han
demostrado que un consumo moderado de vino tinto mejora el funcionamiento
cerebral y previene la demencia senil. Esto es debido a la elevada concentración de
anti-oxidantes presentes en él.
ü Gimnasio
embotellado: El resveratrol, presente en la uva tinta, atenúa los
efectos negativos de la vida sedentaria.
ü Fábrica de
Felicidad: El consumo moderado de vino tinto estimula la
producción de endorfinas, más conocidas como las hormonas de la felicidad.
ü Estimulante
cardíaco: Una o dos copas diarias de vino tinto, durante las
comidas, ayuda a elevar los niveles de colesterol bueno en sangre y, por lo
tanto, reduce los riesgos de enfermedades cardiovasculares.
ü Reduce el
riesgo de cáncer de próstata en hombres y de mama en mujeres: Consumir
7 copas de vino semanales (una diaria) reduce el riesgo de cáncer en hombres y
mujeres.
ü Dieta
saludable: Está demostrado que los aficionados al vino tienden
a comprar alimentos más saludables y llevan una dieta más equilibrada que los
consumidores de cerveza.
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